En los últimos cinco años decenas de veces ingresaron a nuestra querida Da Vinci, izaron la bandera, cantaron el himno; otras tantas aprobaron o desaprobaron evaluaciones, siempre atentos al ruido del timbre, cada tanto pedían permiso para ir al baño o para ir a comprar algo al kiosko porque no habían desayunado.
Estos días están llegando a su fin. De los niños y niñas que otrora ingresaron quedan una serie de recuerdos, imágenes que algunas veces al verlos cruzar en el patio o la entrada de la escuela, o al escuchar sus voces o sus saludos vuelven a aparecer. Son esas situaciones las que fortalecen la vocación docente: que te digan “profe” con una sonrisa es un regalo que muchas veces pasa desapercibido.
Los y las adolescentes suelen tener mala prensa: son rebeldes, desobedientes, irrespetuosos, apáticos, entre otras cosas. La mayoría de las veces son interpretaciones erróneas y estereotipadas por una pedagogía arcaica que piensa que ellos y ellas no tienen voz propia, ni opiniones que valgan la pena ser escuchadas o tenidas en cuenta. Craso error.
Si algo caracteriza a este grupo de 5to año es por tener voces que se hacen escuchar, jóvenes con pensamiento crítico y reflexivo, personalidades únicas, cada una con sus propios intereses y deseos.
¿Para qué me va a servir esto?
Ante la incisiva pregunta que más de uno se ha hecho durante la secundaria ¿para qué me va a servir esto? He aquí una posible respuesta: el paso por la escuela no significa solamente aprender a resolver binomios, diferenciar un sustantivo de un adjetivo o saberse la capital de Egipto.
Entre contenido y contenido acontece ese aprendizaje silencioso, situaciones cotidianas que escapan del pizarrón carpeta que los han ido preparando y formando para el mundo, porque el aula es eso, un modelo de sociedad a pequeña escala.
Parafraseando una frase de Winnie the Pooh: “No se dieron cuenta de que estaban aprendiendo y haciendo recuerdos, sólo sabían que estaban en el colegio”.
Lo desconocido posee un carácter ambiguo: el de generar y despertar miedos, pero también curiosidad y deseo por conocer aquello que todavía no se manifiesta. Lo nuevo como rasgo distintivo de lo que está por venir.
Esperamos que cualquiera sea el camino que cada uno y una de ustedes emprenda a partir de hoy, les deseamos lo mejor para esta nueva etapa.











